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16 junio 2010 3 16 /06 /junio /2010 04:22

 

 

 

Crisis

     Los economistas no se ponen de acuerdo sobre el origen ni cómo va a seguir la crisis financiera global, lo que parece lógico, pues la economía no es una ciencia.

La ciencia analiza el impacto de los objetos de la naturaleza sobre los sujetos, o sea los fenómenos, a condición de poder reproducirlos en el laboratorio.

El calor dilata los objetos, como lo comprobamos diariamente; en cambio, la suerte de una inversión es siempre incierta, pues asocia dos subjetividades: hay uno que compra y otro que vende y no puede decirse nada más hasta que fructifique, sin que sean posibles los ensayos previos...

     La economía es un sistema como el cuerpo humano, la molécula o el sistema solar, y, como estos, combina antagonismos (oferta y demanda, por ejemplo) que prevalecen sobre el caos original. Pero, claro, aquí, los diversos fenómenos se compensan entre sí en beneficio del dinamismo del sistema: hay una errancia hasta que se descompensan, en cuyo caso intervienen mecanismos reequilibrantes: todos estamos sometidos a los virus, pero estos días, al cambiar las condiciones de clima, algunos nos engripamos, lo cual se cura con siete días de cama, con o sin medicinas. Se necesitaba un período de reposo para equilibrar las cargas.

     Crisis es una palabra griega que indica el momento en que el sistema ya no da más para seguir con el ritmo que traía, y precisa reordenar las cargas; en este caso, por descanso o tomando elementos que le presta el entorno (aspirinas).

En las dos décadas que nos separan de la caída del Muro de Berlín, los Estados occidentales estuvieron emitiendo títulos de sus deudas para aprovechar la liquidez de los tres trillones de dólares que George Bush emitió sin respaldo para pagar sus guerras en el Asia.

     Algunos, como Grecia o Inglaterra, se endeudaron bárbaramente, hasta el 140% de su PBI. Pero la "burbuja" explotó cuando (para evitar que fueran a dormir a la plaza los 450 mil irresponsables norteamericanos que habían tomado hasta cuatro y aun cinco hipotecas sobre la misma casa) Mr. Obama emitió otros cuatro trillones más, y en Europa echaron al fuego otros tantos trillones de euros.

     Todo el mundo se sintió asegurado: cada cual tenía un gran fajo de billetes en la mano, pero los precios no bajaron y medio millón de norteamericanos perdieron sus trabajos, por no hablar de los europeos.

Cuando, el año último, las potencias industriales lograron reconstruir los inventarios al menudeo, todos proclamaron que la crisis quedó atrás. Pero volvió, con derrumbes bursátiles superiores al 2009, y ¿qué pasará ahora?

 

Las quiebras se trasladan a las tesorerías de los Estados y, entonces, la Unión Europea invirtió la estrategia, ordenando cortes formidables en los presupuestos fiscales, lo que significará mayores despidos y más terror en las masas.

     Pero, ¿qué pasará cuando el mundo cae en desocupación, mientras pagan dos euros un café o cuando un cuarto de hotel en la famélica Atenas sigue costando 200 euros?
Los economistas se dividen en dos bandos: los optimistas dicen que toda esa liquidez excedente irá a comprar acciones de las fábricas ciertamente eficaces, del hemisferio norte, y que se recuperará el empleo, y, en 2011, todo esto parecerá un mal sueño.

     Los pesimistas calculan que, si la gente compra menos y los Estados quiebran y echan a sus burócratas, recaudarán menos, el comercio caerá a su mínimo y habría más despidos...
En particular, China, si no vende su pacotilla planetaria, dejará de comprar, y todo caerá velozmente de precio, hasta volver a los valores conocidos en 1990.

En 1929, había un caserio miserable frente a la Casa Blanca, y los millonarios se tiraban al vacío desde la terraza de sus rascacielos.

     Hoy, para que la crisis "no se note", las grandes potencias intentaron estas inflaciones y deflaciones inversas. Todo lo que puede decirse es que, si el sistema no se regenera, muere. En el individuo, con la edad, se perfeccionan y sofistican las funciones; pero la mayor energía no puede ser provista por el mismo cuerpo; entonces, se incorporan (pastillas, cirugías, terapeutas), pero, pasado un tiempo, la sofisticación reclama nuevos esfuerzos, y, ante la ausencia de nuevos dinamismos, el cuerpo muere. En el caso de la economía, el crecimiento acelerado, globalista, originó una sobrecarga que golpeó sobre las finanzas, ideadas para reaccionar contra las desviancias.

     Ahora, las exigencias contrarias causan esta parálisis: estamos frente a la reacción del aparato fabril, hasta ahora intacto, o la dispersión final de los elementos que vuelven al caos anterior a la creación del sistema, esperando reinstalarse en una organización nueva. La cual, si carece de mecanismos de retroacción (mercados libres, nuevas oportunidades, propiedad individual) dejará de ser un sistema.


El manejo sacerdotal del agua del Nilo, en el antiguo Egipto; la dictadura stalinista o la economía centralizada no son sistemas, son fenómenos.

 

 

 

 

Autor

Roberto Aizcorbe

 


Nota: Coincidimos 100 % con este periodista CAPITALISTA (para que no haya confusiones).-

Reafirmamos la comparación que dice:

Comunistas son los que leyeron a Marx..............Capitalistas son aquellos que LO ENTENDIERON.-

 


 

Hasta la Próxima y como siempre esperamos sus comentarios

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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